Llegué al punto de ¿cómo sigo ahora? Los cambios me pueden, me desorientan, me arrancan partes. Hace un par de horas escuché una motosierra violenta cerca del balcón. Me asomé y ahí estaba la cuadrilla municipal cortando el árbol de la puerta de mi edificio, el que se llenaba de pajaritos que cantaban en mi ventana y hacía más bonito el paisaje de ciudad. Pensé que lo iban a podar, pero lo cortaron completo, de raíz. Ahí quedaron todos los pedazos de tronco, ramas apiladas, hojas desparramadas por el piso, barro y madera hecha polvo. Siempre adoré ese árbol, y me quedé mirando desde el balcón como se convertía en escombros, sin poder hacer nada. Es posible que si no lo sacaban, la próxima tormenta se iba a encargar de derribarlo. Pero a mi me gustaba tenerlo ahí.
Así como al árbol, estos últimos meses tuve que arrancar muchas cosas de raíz, algunas con mis propias manos, otras de forma más brusca quizá. Pedacitos míos apilados por ahí y un vacío extraño, desordenado. Mientras, el mundo sigue y yo trato de ordenar los recuerdos para que construyan, y no destruyan.
Doctor: What are you doing, Honey? You’re not even old enough to know how bad life gets.
Cecilia Lisbon: Obviously, Doctor, you’ve never been a 13-year-old girl
lunes, 22 de marzo de 2010
domingo, 21 de marzo de 2010
sábado
jueves, 18 de marzo de 2010
miércoles, 17 de marzo de 2010
two thousand miles until, I reach that open road
pasa el tiempo y otra vez nos encontramos dando vueltas sobre el mismo tema. ponemos las mil barreras para evitar los lugares que nos angustian y nos sacan de control, pero se vuelve inevitable. nos planteamos las cosas para hacerlas sencillas y se transforman. las relaciones humanas siempre son complejas. a veces nos volvemos herméticos, creemos que puertas adentro estamos a salvo, pero tarde o temprano necesitamos asomar la nariz. entramos en un círculo, y me doy cuenta que no se cómo salir. sigo perdida a la hora de hacer coexistir al plano emocional con el racional, y viceversa. y ninguno de los dos me deja completamente a salvo.
hablo en plural porque después de una hora al teléfono, sé que somos dos al menos. dos amigas que masticamos la angustia, apretando los labios y moviendo la cabeza para que las lágrimas que asoman no caigan sobre las mejillas. guardamos hasta constiparnos. y las circunstancias no encierran más.
pasa el tiempo y siento que decodifico el mundo de una forma incompatible. me agota que el planteo que concibo como simple no funciona. lo analizo desde la lógica y cierra, no debería enroscarse, y a la corta o a la larga, se vuelve un quilombo. termino pataleando, con los sentidos torpes y fuera de eje. me siento idiota. y me agota, cada día más.
lunes, 15 de marzo de 2010
será que el sentido común no es "común" al conjunto, y todos lo aprendimos de libritos distintos...?