miércoles, 14 de abril de 2010

no title

Me puse a releer antiguos textos que alguna vez formaron parte de este blog. Pasó mucho tiempo y las cosas cambiaron más de lo que puedo entender. Verlo escrito me estampó esta cuestión en la nuca. Hay una angustia constante en mí a lo largo de los años, una desorientación bruta, pero veo en esos párrafos muchos deseos que pude cumplir. Renuncié a mi trabajo alienante, investigué otra forma de vida, tengo mi departamento más allá de mi deplorable situación económica y finalmente voy a conocer NY.
Pero la angustia persiste, estoy perdida, incompleta, me siento tan pequeña ante todo este monstruo de mundo que me rodea. Al tachar puntos por cumplir y no sentir la satisfacción deseada, creo que me acerco cada vez más al nucleo de la cuestión, a lo que más duele. No sé que es pero me desborda, y me rompe mucho las pelotas.

lunes, 12 de abril de 2010

lost weekend

suena el celular: mensaje de texto (de mi madre, obvio). es sábado y el reloj dice 18.20. what? ok, dormí de corrido, esperando señal del satélite, cual topo gigo. el asunto es que no sé si fue mayor la sensación de desaparecer del mundo casi un día completo o darme cuenta de cuanto tiempo puede pasar hasta que me encuentren si muero atragantada con una porción de chocotorta.

nada me desorienta más que despertame y que empiece a oscurecer a la media hora. bah, todo me desorienta últimamente, no sé de qué me sorprendo. pero sin importar la hora a la que arranque el día, tardo mil en conectar. media hora abajo de la ducha no alcanza, soy una imagen onírica. me despabilé pasadas las 9 de la noche en una panchería de once, a media cuadra del bonito concierto que logró arrancarme de mi casa. sino seguiá de largo hasta el domingo, de frente mantecol.

unas dos horas maravillosas de acordes preciosos y de solo hay piel bajo la piel sobre la piel, te devuelven a la realidad como una hojita que cae lenta sobre el asfalto (y después corre peligro de que la aplaste un auto, pero bueh). descubrir que kentucky del abasto tiene un balconcito fumador y aire libre lejos de los autos fue lo mejor que podía pasar después. y ni hablar de terminar colada en un cumpleaños a bar cerrado, sucursal de una academia de salsa, donde los pies del resto de los mortales sólo pueden articular movimientos ridículos. igual, el power trio la rompió.

durante el día, seguro que no me perdí mucho. igual el domingo puse el despertador al medio día. alguien tiene que lavar la ropa en esta casa.